domingo, 6 de diciembre de 2009

Una investigación española logra sincronizar un gran número de parásitos de la malaria

Un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha desarrollado un procedimiento que permite cultivar el parásito de la malaria en grandes cantidades y de forma sincronizada, lo que aumenta la posibilidad de lograr nuevas vacunas y fármacos. El procedimiento ha sido publicado en el último número de la revista británica 'Nature Protocols', una de las más importantes de protocolos y nuevos métodos científicos del área de la biología y la biomedicina. La novedad de este trabajo es que permitirá el desarrollo de nuevas vacunas y fármacos contra la malaria de manera similar a como se hace con la mayoría de las enfermedades, utilizando el organismo patógeno inactivado o atenuado. Hasta ahora, todas las tentativas de elaboración de nuevas vacunas contra esta enfermedad, que se cobra cada año entre dos y tres millones de vidas en el mundo, han partido de proteínas del parásito obtenidas por ingeniería genética, es decir, reconstruidas de manera artificial. El investigador principal de este estudio, José Manuel Bautista, ha explicado que el no poder contar hasta ahora con un sistema eficiente para obtener grandes cantidades del parásito en fases muy concretas de su ciclo de vida era "un cuello de botella para la investigación contra la malaria". El trabajo, llevado a cabo por un equipo del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular IV de la UCM, ha conseguido cultivar el parásito más letal de la malaria humana, el 'Plasmodium falciparum', en una densidad mayor a un 60 por ciento y con una sincronización de cuatro horas dentro de un ciclo vital del parásito de 48 horas, ha destacado Bautista. "La elevada densidad a la que puede crecer el parásito en un periodo de tiempo corto permite aislar proteínas directamente del mismo y así utilizarlas para la elaboración de vacunas", ha señalado. Además, con este procedimiento se pueden aislar y cultivar parásitos de zonas geográficas determinadas, y es que uno de los problemas que afronta la búsqueda de una vacuna contra la malaria es que el parásito que la provoca varía en gran medida de una localización a otra. Los cultivos, que pueden llevarse a cabo gracias a la nueva técnica, permitirán también la realización de estudios detallados del parásito y, más en concreto, de la expresión de sus genes en cada uno de los momentos de su ciclo vital. La nueva tecnología va a permitir, por tanto, líneas de experimentación hasta ahora imposibles, como es el análisis de la estructura de grandes complejos de proteínas del parásito que no pueden obtenerse de manera artificial, y que pueden ayudar a crear vacunas eficientes y de nuevas generaciones de fármacos contra la malaria.

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