martes, 6 de octubre de 2009

Resultados discretos de la vacuna contra la cocaína

Prevenir con un pinchazo la adicción a una de las drogas más extendidas es el sueño de los expertos en drogodependencias, que han sido testigos del continuo fracaso de cualquier tratamiento farmacológico contra el deseo de consumir cocaína Un estudio publicado hoy en Archives of General Psychiatry ofrece, por primera vez, indicios de que esta utopía podría convertirse en realidad. Mientras que la buena noticia es que la vacuna consigue cierto grado de inmunización, la mala es que lo hace en un porcentaje relativamente pequeño de los adictos. La eficacia de la vacuna es sólo moderada. Según los resultados del estudio, poco más de un tercio de los vacunados, el 38%, desarrolló el nivel de anticuerpos necesario para eludir el consumo de cocaína, fijado por los investigadores en 43 microgramos por mililitro de sangre. Los que conseguían dicho nivel no experimentaron la euforia típica del consumo de cocaína, por lo que tomar la droga deja de tener sentido. Pero el porcentaje de eficacia no es el resultado que más preocupa a los autores del estudio, que subrayan que, al fin y al cabo, los resultados son significativos. Lo que más inquieta a los científicos de la Universidad de Yale y el sistema sanitario de veteranos de Connecticut (ambos en EEUU) es el tiempo que tarda la vacuna en hacer efecto. El aumento de anticuerpos a la cocaína es descrito como "muy lento" por los investigadores, que apuntan a que los futuros usuarios tendrían que utilizar otras terapias para resistirse a la recaída en los tres primeros meses del tratamiento. Dosis repetidasDe hecho, los voluntarios de este estudio participaban en programas de terapias de sustitución con metadona. La segunda circunstancia que preocupa a los investigadores es la duración del efecto protector de la vacuna, de la que los participantes recibieron cinco dosis en tres meses. El bloqueo de la adicción a la cocaína sólo se mantenía durante dos meses, lo que lleva a los investigadores a reflexionar sobre la necesidad de mejorar el principio activo o la sustancia que se utiliza para introducirlo, un derivado de una proteína del cólera, usado también en otras vacunas. A pesar de todo esto, el psiquiatra Thomas Kosten, autor principal del estudio, explicó a Público que la vacuna podría ser una realidad en tres años. "El objetivo será subir la proporción de individuos que desarrolle el nivel adecuado de anticuerpos y aumentar los periodos de abstinencia", concluye.

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