lunes, 17 de noviembre de 2008

Recibe el alta la primera persona trasplantada de brazos en España

Quince días después de una compleja operación, Diego Jiménez, el primer paciente trasplantado de sus dos brazos en España, recibía ayer el alta en el Hospital La Fe de Valencia. El responsable de la intervención, el doctor Pedro Cavadas, calificó de «éxito» la operación, pese a que el enfermo todavía carece de capacidad de movimiento en las articulaciones por la lentitud del proceso posoperatorio (ver vídeo). Además de tratarse de una actuación pionera -el único antecedente se dio en Alemania hace apenas seis meses-, la intervención contaba con la singularidad de que la zona del corte se situaba a la altura de los húmeros, lo que implicaba la implantación de brazos que, además de antebrazos y manos, tuvieran codos. El paciente, que ayer declaró encontrarse «muy bien», había sufrido la amputación de las extremidades tras quedar carbonizadas a causa de una electrocución. La altura del brazo a la que había que intervenir facilitó el trabajo al equipo médico. Cavadas afirmó que los nervios y músculos que hay que conectar en esa zona «son más grandes» que en el caso de la muñeca o el antebrazo. Aunque la tarea no era sencilla. Con un único antecedente, sólo se contaba con precedentes de intervenciones similares realizadas a personas a las que se les reimplantaron sus brazos tras un accidente de tráfico; unos casos que no concordaban al detalle con el actual. En la operación, que se extendió durante once horas, el equipo médico decidió amputar, por su deterioro, el único codo que conservaba el paciente. Por esta razón, el implante se igualó en altura en ambos brazos, aunque en uno se tuvo que poner un nuevo músculo «a modo de bíceps». Un año para mover las manos El proceso de recuperación del paciente es lento y requiere de una profusa medicalización. La sensibilidad se recuperará progresivamente, pero nunca de forma completa. En el caso de los codos el paciente comenzará a flexionarlos «en semanas». En cambio, no moverá las manos hasta «año y medio». Y es que, explicó Cavadas, no se pueden implantar o alargar los nervios; hay que esperar a que crezcan de forma natural.

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