Para el VIH siempre es Halloween. O Carnaval. Se ha convertido en un auténtico maestro del disfraz, capaz de cambiar rápidamente de identidad para permanecer oculto en el organismo y propagarse a sus anchas. Sin embargo, esta habilidad a la que ahora saca tanto rendimiento podría servirle de poco en un futuro, ya que unos investigadores han manipulado unas células inmunes que, en cultivos celulares, han sido capaces de identificar todos los disfraces del virus.Los autores de este trabajo, de las Universidades de Cardiff (Reino Unido) y Pensilvania (EEUU), explican que las células del cuerpo, cuando son infectadas por el VIH, dejan pequeñas partes del virus en su superficie, como una señal de alarma, una pista para que los linfocitos T, los encargados de la respuesta defensiva, puedan identificar al invasor (en este caso el virus de la inmunodeficiencia humana).
Esto ocurre así con todos los virus, pero la particularidad del VIH es que tiene la capacidad de mutar rápidamente, de ponerse un disfraz para despistar a las células T. "Cuando el organismo está armando al ejército de linfocitos T para dar una respuesta al VIH, el virus altera su identidad, de forma que la pista que tenían los defensores del sistema inmune para identificarlo ya no es válida", indica a elmundo.es Andy Sewell, de la Universidad de Cardiff y uno de los coordinadores de la investigación que se publica en 'Nature Medicine'.Y aunque el sistema inmune "tiene memoria de elefante para acordarse de los patógenos que ya ha visto en algún momento, si el VIH cambia constantemente, es imposible que lo recuerde", añade Sewell.
Lo que han hecho los científicos ha sido manipular el receptor de células T -el encargado de avisar a los linfocitos de la presencia del VIH- para que pueda reconocer todos los 'disfraces' que utiliza el virus con tal de no ser detectado. Después han unido este receptor a las células T y han obtenido 'asesinos biónicos' genéticamente manipulados, capaces de destruir las células infectadas por el VIH en cultivos."Por ahora hemos conseguido que el receptor detecte las identidades del virus y que se eliminen las células infectadas en el laboratorio. Si podemos trasladar estos buenos resultados a la práctica clínica, podríamos tener en nuestras manos una terapia muy poderosa", reconoce el doctor Bent Jakobsen, otro de los autores.
El descubrimiento tiene, además, importantes implicaciones para desarrollar nuevos fármacos contra un virus que afecta a 33 millones de personas en todo el mundo.Una estrategia de desgasteLos investigadores consideran que esta cualidad camaleónica del VIH puede impedir que el virus sea eliminado por completo del organismo. Sin embargo, creen que cada vez que muta, cada vez que cambia de disfraz para esconderse de los linfocitos T, pierde un poco de energía, se vuelve menos potente."Ante la presencia de nuestros 'asesinos biónicos', pueden pasar dos cosas. O que el VIH muera o bien que se vea obligado a cambiar otra vez de vestido, debilitándose cada vez más en el proceso", señala Sewell. "Evidentemente preferiríamos la primera opción, pero sospechamos que ocurrirá lo segundo", añade.
No obstante, "incluso si sólo conseguimos ir paralizando al virus sería un gran paso, ya que se haría cada vez más lento y, por tanto, más fácil de combatir", aclara el experto. "De momento, lo que hemos averiguado es que las células T pueden modificarse para que sean mucho más efectivas en su lucha contra el VIH", indica a elmundo.es James L. Riley, de la Universidad de Pensilvania.Según explican, el siguiente paso de la investigación es probar, en los próximos años, esta técnica de manipulación genética en ratones y, luego en seropositivos con la infección muy avanzada. Si tiene éxito se probará en pacientes en las primeras fases de la enfermedad. Pero el objetivo de estos ensayos es probar que los linfocitos T manipulados son seguros y a qué dosis, más que su efectividad.
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